miércoles, 5 de noviembre de 2008

Las minas de hierro del monte Vizmaya. Entrambasaguas. Cantabria.

El Mineral Digital se adentra hoy en el monte Vizmaya, una elevación rocosa de piedra caliza que se enclava dentro del municipio de Entrambasaguas. En lo más alto de este monte se encuentran las minas de Vizmaya, antigua explotación de hierro que surtía de este mineral a la Real Fábrica de Artillería de La Cavada, la primera y mayor instalación siderúrgica de España, en la cual se realizaban los cañones de hierro colado y la munición de estos mismos, que portaban los galeones españoles que se construían en el Real Astillero de Guarnizo. Data la explotación de estas minas, de las mismas fechas en que se inauguró el complejo de La Cavada, 1622, y fueron explotadas hasta su fin, en 1821, doscientos años de extracción de hierro que han dado lugar a un extenso paraje de lapiaces calizos, el cual llama poderosamente la atención por su perfil de agujas y sus profundos surcos. Para acceder a estas minas es necesario dejar el coche a pie de monte, en la localidad de Santa Marina, allí podremos optar por varias de las sendas verdes que recorren el monte Vizmaya y que suben a sus dos picos, el Pico Vizmaya y el Pico Elechino, entrambos encontraremos los carteles indicativos que nos conducirán a la senda de las minas. Son estas sendas de tierra roja las que nos irán ofreciendo un indicativo de lo que más arriba encontraremos, nódulos de óxidos e hidróxidos de hierro las cubren y conforman.
Una vez arriba encontraremos los restos de muralla de un antiguo castro cántabro, cuya población vivió y se asentó en este lugar dada su privilegiada posición estratégica, con una inmejorable panorámica del valle del río Miera y de las llanuras de Heras que corren hacia la capital de Cantabria, Santander. Traspuesta la muralla avanzamos por la senda hacia los únicos restos de las instalaciones mineras, un viejo cargadero de mineral abandonado. Desde él apreciamos ya la inmensidad del lapiaz, con múltiples agujas calizas apuntando al cielo, las cuales delatan las intensas labores mineras de las que fueron objeto.
Una vez dentro de estas minas a cielo abierto, con la inestimable ayuda de un machete nos abrimos paso entre la vegetación que lo cubre, la cual está compuesta de tojos, enebros y un sinfín de especies que defienden su espacio a base de aguzados pinchos y púas. Poco a poco la mina nos va ofreciendo sus frutos, primero, Calcitas variedad espato de Islandia, de gran brillo y transparencia, las cuales asoman en las grietas de las agujas del lapiaz, más tarde geodas de Calcitas variedad diente de perro, recubiertas de óxidos que las aportan una nota de color. También encontraremos otra variedad de Calcita en este lugar, el ala de mosca, en ella pequeños cristales de Galena insertados, milimétricos. La dificultad de la extracción debido a la gran altura de las agujas del lapiaz y a lo complicado de su escalada se convierte en un incentivo más para nosotros.
Ya definitivamente internados en la espesura, comenzamos a vislumbrar las vetas de mineral de hierro que surcan las rocas calizas, serpientes de hierro que se retuercen y reptan a lo largo de estas, de allí extraemos alguna muestra aún cristalizada de cubos de Galena, y nódulos de Goethita arriñonada y botroidales.
Tras esta visita al lapiaz nos encaminamos a gozar de un merecido descanso en la cima del Pico Vizmaya, desde donde contemplamos, como lo hicieron las antiguas tribus cántabras, y más tarde, los mineros del siglo XVII, el maravilloso paisaje que nos ofrece nuestra región, enamorándonos una vez más de esta tierra norteña que tantos y tan bellos parajes conserva.

Texto y fotografías: Picapiedra

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Pablo

Majo el paisaje, e interesante el tema. Sólo una cuestión, con el valor histórico de lo que supone esta mina, castro añadido, ¿no está protegido, y en tal caso, prohibido coger material?. No vaya a ser se persone el SEPRONA y ahí si que casquen al que pique.
También viene bien para recordar aquella nota melancólica del progreso (humano) en tu tierra araíz de unas obas de autovías que destrozaban el sotobosque de Camargo: la naturaleza reclamará con tiempo lo suyo. Un saludo,

Carlos

Picapiedra dijo...

Hola Carlos, la figura que domina en este monte es la de Espacio Natural, existen en la actualidad tres canteras en explotación en este monte y una cuarta abandonada. Se han prohibido las voladuras, pero no la extracción de minerales.Con lo cual aqui el seprona poco tiene que sancionar, si exceptuamos los vertidos de escombro e inertes. Por otro lado, sobre el tema regeneración, toda la cuenca del rio Miera fué deforestada antaño para surtir de carbón vegetal a la fábrica de artillería, hoy en dia aún no se ha reforestado y muchas de sus elevaciones han perdido el tapiz donde regenerarlo, tal es el caso de la zona alta del portillo de Lunada donde las montañas carecen de cubierta vegetal donde antes crecian inmensos bosques autóctonos, la erosión de la capa superficial impide cualquier intento posterior de reforestación de estas zonas, otra cosa es que en las propias minas, el matorral se haya adueñado de los espacios entre los lapiaces, sin embargo los arboles existentes son eucaliptus, fruto también del progreso humano, menos mal que de unos años para acá se los está comiendo el gorgojo, el cual no permite su expansión. Un saludo Carlos y gracias por leernos y participar.

Mmarte dijo...

Fantástico artículo.

Más allá de los miedos que nos pueda provocar el Seprona está la generosidad de la gente que, desinteresadamente, nos informa con pelos y señales de lugares donde aún es posible encontrar cosas de interés. Y si encima son lugares bonitos como en este caso doble razón para visitarlos aún sin intención recolectora.

Por otro lado, no me puedo olvidar de aquellos que no sólo no comparten lo que saben con otros coleccionistas si no que se aprovechan del trabajo de gente como Pablo.

Por ello, felicidades, gracias y que sigan apareciendo más blogs como éste.

Anónimo dijo...

Muy buen reportaje. La variedad de minerales y el paisaje es impresionante.
Guzmán

Picapiedra dijo...

Hola y buenas tardes,la verdad es que la variedad mineralógica es escasa (calcitas y mena de hierro), algo que compensa la contemplación de este tipo de paisaje tan poco usual y la facilidad de su recorrido, ya que se trata de un monte con una elevación máxima de 249 metros. por otro lado y para completar la información que le dí antes a nuestro colega Carlos me gustaría que perdierais diez minutos de vuestro tiempo visionando el siguiente video realizado por los servicios territoriales de TVE en Cantabria, acerca de la deforestación de la cuenca del río Miera: http://www.youtube.com/watch?v=0oGbMl74fUQ
Un saludo a todos y gracias por vuestros comentarios.

Unknown dijo...

Muy interesante.

Unknown dijo...

interesante.Felicidades emilio

 
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