lunes, 29 de junio de 2009

Minas de Landillero. Ruesga. Palencia.

Foto superior: Juanjo LG en la boca de una cavidad
Una semana más retomamos el Mineral Digital con una salida a picar. En esta ocasión a las minas de Landillero, antiguas explotaciones de cobre abandonadas, situadas junto al embalse de Ruesga, en la vecina provincia de Palencia.
Estas minas se encuentran divididas en diferentes frentes, optamos por las situadas en el lado más oeste del embalse, ya que las instalaciones principales, al sur, son lugar de paso habitual de las rutas senderistas y de los paseantes, y por lo tanto, más visitadas. Tras tomar un refrigerio al pie del embalse, a la sombra de los robles, y decidir traer un dia a nuestras familias para disfrutar de una jornada en sus orillas, nos pusimos en marcha en busca de las escombreras, las cuales nos dieran el lugar exacto de extracción. Pronto vislumbramos las primeras señales de ellas, pequeñas piezas de cuarzo salpicadas de verde malaquita, para a continuación descubrirlas tapadas por la maleza y una abundantisima capa de hojas de roble y humus del bosque. Tras apartar algunos helechos y retirar parte de la capa de hojas, extrajimos alguna piezuca de cuarzo con salpicaduras, viendo que la escombrera nos iba a ofrecer bien poquito, ascendimos la ladera perseguidos por un ejercito de moscas. A media ladera encontramos los primeros vestigios de minería, pequeñas zanjas y grutas naturales que habían sido excavadas, nos introdujimos en varias de estas oquedades, las cuales resultaron ser decepcionantemente cortas, unas porque eran simples catas, otras por derrumbes que impedían la progresión. Las más prometedoras fueron quizás las bocaminas principales, las cuales se dividían en dos galerías simultáneas, estas también se hallaban obstruidas por derrumbamientos que no pudimos salvar. Tras comprobar toda la zona y al no encontrar lugares de paso más al interior, decidimos picar en las galerías que ya habíamos comprobado habían sido recientemente picadas, las vetas de cuarzo, muy abundantes no nos ofrecieron la oportunidad de extraer alguna pieza significativa de este mineral, pequeñas puntas poco significativas, muchas de las cuales se disgregaban al sentir el golpe del puntero, bajo ellas una veta de calcopirita más o menos alterada según las zonas, la cual rezumaba malaquita, difícil la obtención de cristales aciculares que superaran el medio centímetro, encontrando abundantes cristalillos en microgeodas. Alguna pequeña bola azul de malaquita sobre cuarzo, y este mismo mineral en haces sobre calcita espática recubierta de una fina capa de cuarzo. La azurita apenas pintando alguna muestra, no dio señales de vida en toda la tarde. También algo de smithsonita que desechamos por su pequeñísimo tamaño y algunos aragonitos poco estéticos procedentes de una colada en una cavidad cercana.En total visitamos unas cinco cavidades aparte de la bocamina principal sin encontrar nada digno de mención. Una explotación menor que ya ha sido visitada y de la cual apenas quedan restos mineralógicos interesantes. Lo mejor, el lugar donde se sitúa, un extenso robledal junto al pantano, un sitio al que sin ninguna duda volveremos para pasar una jornada de campo y baño, totalmente recomendable, por sus paisajes y el entorno donde se encuentra.

Texto y Fotografías: Picapiedra

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