martes, 10 de enero de 2012

Abraham Gottlob Werner, el padre de la mineralogía moderna.

El geólogo alemán Abraham Gottlob Werner nació en Wehrau, una ciudad de la Silesia prusiana, el 25 de septiembre de 1750. Su vida se desarrolló desde el principio entre minerales porque su padre era inspector de herrerías del condado y trabajó con él durante cinco años en las fundiciones de Wehrau y Lorzendorf.

Se educó en Friburgo y en Leipzig, donde estudió leyes, minería y mineralogía. En 1775 fue nombrado inspector y profesor de la Academia de Minería de Friburgo, el centro minero de Sajonia, donde permaneció durante el resto de su vida profesional.

Durante sus 40 años en el cargo, la escuela pasó de ser una academia local a un centro de renombre mundial del saber científico. Werner fue un brillante profesor, experto conferenciante y hombre de gran encanto.

Su fama se difundió por toda Europa, atrayendo a estudiantes que más tarde se convertirían en sus colaboradores; entre ellos se encontraban Robert Jameson que llegaría a ser un afamado profesor en Edimburgo y el español Andrés Manuel del Río, descubridor del vanadio.

La principal contribución de Werner a la ciencia fue el desarrollo de la Mineralogía como uno de los campos más avanzados e importante de la ingeniería de minas de su tiempo, y el establecimiento de las primeras teorías con base en las modernas Física y Química para intentar explicar el origen y características de las formaciones geológicas.

Bajo su impulso, las ciencias que hoy componen la Geología ganaron un nuevo ímpetu y la observación y estudio de la estructura de la Tierra adoptaron el moderno método científico.

Además estableció la geología y la mineralogía como dos ciencias diferentes; y fue el primer científico que hizo una clasificación sistemática de minerales.

A partir de observaciones sobre formaciones rocosas de la región de Sajonia, que consideró extensivas al resto del planeta, Werner se convenció de que los estratos geológicos eran ordenados en sucesiones definidas y resultaban de un proceso discontinuo de transformación.

La teoría del neptunismo

Para explicar su origen, Werner creía que el agua, en particular los océanos, tenían un papel determinante en la formación de las rocas y en la composición y evolución de la estructura geológica de la Tierra.

Basado en esa errónea creencia, propuso la teoría del neptunismo, según la cual, todas las rocas se formaron en el interior de los océanos durante un pasado remoto en el que toda la superficie terrestre estuvo inundada por la aguas de un océano primordial.

Los sedimentos depositados por las aguas de ese océano habrían dado lugar a los continentes y formado los estratos rocosos hoy visibles a la superficie.

Según esta teoría, primero se formaron las rocas magmáticas, sobre las cuales se depositaron secuencialmente las rocas metamórficas y sedimentarias y, finalmente, los sedimentos no consolidados del presente.

El neptunismo tuvo numerosos seguidores y fue muy difundido a fines del siglo XVIII, por contener reminiscencias bíblicas del diluvio universal y por ser una idea conciliable con el Génesis. Como reacción, surgió la teoría del plutonismo, propuesta por James Hutton, que daba excesiva importancia al calor y acciones volcánicas en la historia geológica. Entre ellos se inició una disputada controversia que se prolongó durante décadas.

Werner no viajó para nada y sólo conocía los minerales de Sajonia, suponiendo crédulamente que lo que era verdad en aquella región lo sería en el mundo entero. Se negó con terquedad a aceptar cualquier prueba que fuera en contra de sus teorías, e ignoró las más claras observaciones que demostraban que grandes zonas en Europa habían sido inmensos ríos de lava.

En 1791 Werner fue nombrado director del servicio de investigación geológica y minera de la Sajonia, una entidad cuya creación había defendido entusiásticamente. Nunca se casó y no dejó descendencia.

Escribió sólo 26 trabajos científicos, la mayoría de ellos breves contribuciones a las revistas. Su aversión a la escritura creció, y finalmente adoptó la práctica de almacenar su correo sin abrir. En 1812 fue elegido miembro extranjero de la Academia de las Ciencias francesas.

Inició su colección de minerales cuando tenía sólo 9 años

También fue un ávido coleccionador. Inició su colección de minerales cuando tenía sólo 9 años de edad y en 1814 ya contaba con más de 10.000 ejemplares, que legó a la Escuela de Minas de Friburgo.

Murió en Dresde, Sajonia, el 30 de junio de 1817. El mineral wernerita recibe ese nombre en su honor. Igual que el galardón que instituyó la Sociedad Alemana de Mineralogía para premiar a los científicos que destaquen en el campo de la mineralogía y ciencias conexas.

Fuente: Radio 5

Texto: Nuria Sanchez Medina

Imagenes: Digital collections y Geolocation.

Enviado: Fermín Ruisanchez. Avila

Composición: Picapiedra

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